Según las cifras oficiales parece que hay alrededor de un millón y
medio de vehículos en Colombia. Esta cifra de motorización de un vehículo por
cada 20 habitantes es baja a nivel internacional.
En estos días he vuelto a mirar cifras sobre vehículos. Al entrar a
ver las cifras, los estudios y hablar con los directivos, la primera sensación
es que ni el difunto Argos ni yo podríamos tener éxito en este campo. Pareciera
que el primer requisito para que a uno lo acepten es que no sepa distinguir el
genero de los sustantivos. Si uno no puede hablar del parque, del sector, del
taller sin cambiarle el sexo de automotor a automotriz nadie le pone atención.
Espero que no tenga que comenzar a hablar del Sector «Automotriz»y
del Parque «Automotriz» para que los encargados de esta importante
industria le presten atención.
El querer averiguar cifras sobre el parque automotor es una empresa
muy complicada. No hay cifras confiables. Los registros oficiales de las
secretarías de tránsito dejan mucho que desear pues los carros nunca se dan de
baja. Según las cifras oficiales parece que hay alrededor de un millón y medio
de vehículos en Colombia. Esta cifra de motorización de un vehículo por cada 20
habitantes es baja a nivel internacional.
La producción de las tres ensambladoras en 1990 fue apenas de 48.694
vehículos que unida a la importación de 2.200 unidades atendió una demanda de
50.894 unidades. Esta demanda fue apenas el 78 por ciento de la correspondiente
a 1988. La participación del trabajo colombiano en el valor de los vehículos es
mínimo. Dicha participación, que en las publicaciones del sector aparece como
costos de fabricación, no llega al 5 por ciento. El número de empleos directos
de las tres ensambladoras apenas superó la cifra de cuatro mil personas en
1990.
Según el informe «Programa de Reestructuración para el sector
automotriz» preparado por la prestigiosa firma de Booz, Allen y Hamilton
se espera que el futuro pueda ser atractivo. El informe proyecta en 180.000 unidades el mercado para
el año 2000. Para realizar el cálculo supone que el precio de los vehículos va
a bajar en un treinta por ciento y que el ingreso del país crecerá al cinco por
ciento por año.
Infortunadamente, los parámetros utilizados en el estudio
mencionado, para calcular el efecto de la disminución de precios y del aumento
del ingreso son muy diferentes de los obtenidos en otros estudios. Utilizando
parámetros razonables el mercado es muy inferior al calculado en el documento
de BAH.
Además, las condiciones para el sector son más desfavorables de las
consideradas, pues el gobierno ha decidido acelerar el proceso de apertura. La
disminución del arancel de los vehículos importados al 75 por ciento,
indudablemente hará que las ensambladoras tengan mayores problemas de los
originalmente previstos.
Si además se tiene en cuenta que en Venezuela se ha disminuido el
arancel al 25 por ciento y se ha permitido la importación de vehículos usados,
se puede pensar que la industria automotriz puede dejar de ser viable en
Colombia. Parece que está llegando el momento en que es más aconsejable pensar
en los más de veinticinco millones de colombianos que no tienen carro que en
los 4.098 empleados de las ensambladoras.
Así como se hizo con los empleados de puertos, de los ferrocarriles,
de la EDTU y de otras entidades vinculadas con el transporte puede resultar más
rentable indemnizar a los trabajadores que mantener una industria que no es
viable económicamente. Yo estaría dispuesto a pagar los precios internacionales
con un arancel del 25 por ciento y que el gobierno, de ese impuesto, les pague
a los 4.098 empleados sus salarios sin
que tengan que trabajar.
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