Las decisiones sobre
inversiones en el sector transporte tienen que tomarse dentro de un esquema de
evaluación beneficio-costo.
Estos días de Semana
Santa que antes se dedicaban al rezo, hoy se aprovechan para visitar a la
familia o para ir a disfrutar de un clima más favorable que el de la capital.
Estos viajes realizados en la temporada alta ponen de manifiesto entre otras
cosas el conflicto entre los diferentes usuarios de las vías.
Al turista se le hace
lo más natural que se le de preferencia y que por lo tanto se detengan los
camiones que transportan las mercancías. Los transportadores, por su parte
deben encontrar un poco absurda esta prohibición pues consideran que gracias a
sus esfuerzos es posible abastecer las ciudades y sus habitantes. Los unos y
los otros se dan cuenta en estos días de alta congestión de que el sistema
vial, se le ha ido quedando pequeño al país.
El viaje de estas
épocas no solo lo enfrenta a uno a las congestiones sino que además lo pone en
contacto con la triste realidad que el viajar tiene su costo. A diferencia de
lo que ocurría en épocas anteriores, el pago de peajes en un recorrido puede
llegar a ser un poco más de la mitad de lo que se paga en gasolina.
Al volver del viaje le
quedan a uno varias dudas. La primera es si realmente el país está haciendo
suficientes inversiones en el sector transporte. La segunda es si los recursos
que están siendo destinados al sector se están empleando en las inversiones más
productivas. Finalmente, si los recursos que se están recaudando son
suficientes para las inversiones que necesita el país.
El estudioso que quiere
aclarar estas dudas encuentra que no existe un análisis lo suficientemente
completo que permita llegar a conclusiones definitivas. Hay algunos intentos
interesantes que han tratado de cuantificar el costo de las posibles
inversiones requeridas para poner en práctica el nuevo modelo de desarrollo.
Si bien es un buen
comienzo tratar de estimar cuales son los posibles costos, para poder llegar a
una decisión, es vital conocer los posibles beneficios de estas inversiones. Las
decisiones sobre inversiones en el sector transporte tienen que tomarse dentro
de un esquema de evaluación beneficio-costo.
La falta de un análisis
más sofisticado sobre los problemas del transporte es sorprendente cuando uno
rescata en su biblioteca estudios que fueron pioneros en el mundo. No es sino
ver lo que hace más de veinte años pudieron hacer los de la famosa Misión de
Harvard para poder llegar a la conclusión de que es vital para el país realizar
un estudio serio de planeación de transporte.
El Ministro Hommes le
ha prometido al país que va a conseguir dinero para pagarles a los proveedores
del Ministerio de Defensa. Ojalá le sobre una plática para que pueda realizarse
pronto el tan esperado Plan Nacional de Transporte.
Con el plan de
transporte, podremos despejar muchas de las dudas que nos asaltan. Sabremos
cuales son las inversiones más rentables, estableceremos unas prioridades de
inversión, determinaremos la mejor manera de recaudar los recursos para
financiar el plan y podremos comparar las inversiones del sector con las de
otros sectores igualmente importantes.
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