La restricción del
crédito interno ha afectado la actividad económica sin lograr un impacto
importante sobre la inflación. El resultado del apretón se ha reducido a un
aumento en las reservas internacionales.
Los primeros cinco
meses del año han pasado sin que el crecimiento de los medios de pago haya
disminuido. Los esfuerzos hechos por las autoridades han sido infructuosos. El
apretón del crédito ha sido compensado por el incremento de las reservas
internacionales. Este comportamiento de los medios de pago tiene bastante
sorprendidos a las autoridades económicas y a los comentaristas.
La impotencia de las
autoridades monetarias para controlar el dinero en buena parte se explica por
el régimen de tasas de cambio imperante en Colombia. En el caso en que las
autoridades monetarias fijan la tasa de cambio, deben comprar y vender todas
las divisas que demandan los residentes del país. Bajo estas condiciones y
cuando hay un movilidad alta de capitales, las restricciones monetarias dan
lugar a ingresos de divisas que compensan las restricciones impuestas por las
autoridades.
Bajo estas
circunstancias en que el dinero no es controlado por la autoridad monetaria, el
instrumento básico que le queda al gobierno es el control del crédito. En
consecuencia, las autoridades únicamente controlan la parte del dinero que es
de origen interno y el resto o sea el de origen externo, es determinado por los
requerimientos de liquidez del público.
Lo descrito
anteriormente es ni más ni menos lo que está pasando en Colombia. El gobierno
no ha podido controlar los medios de pago, ha adoptado como su principal
remedio el control del crédito interno y ha incrementado las reservas
internacionales. La restricción del crédito interno ha afectado la actividad
económica sin lograr un impacto importante sobre la inflación. El resultado del
apretón se ha reducido a un aumento en las reservas internacionales.
Infortunadamente, el
aumento en las reservas internacionales ha ocurrido en un mal momento. Este
incremento ha coincidido con la contratación del famoso crédito Hércules. Esta
infortunada coincidencia ha dificultado el control monetario y ha obligado a
recoger dinero mediante las operaciones de mercado abierto del Banco de la
República.
Si el efecto de las
medidas de contracción monetaria en el aumento de las reservas internacionales
se hubiera podido prever con la debida anticipación, el plan de contratación de
crédito externo se hubiera podido ajustar eliminando uno de los factores de
expansión en la base monetaria.
Lo grave de esta
situación es que puede dificultar el programa de apertura del gobierno. La
experiencia muestra que estos fenómenos de entrada de divisas muchas veces van
ligados a una revaluación de la tasa real de cambio. Para lograr un control del
ingreso de capitales, los gobiernos muchas veces tienen que apelar a medidas
que hagan menos atractiva la entrada de capitales. No es entonces extraño
observar lo que el actual gobierno está haciendo en el frente cambiario. Ha
establecido tasas de cambio diferenciales para los pagos de servicios, ha
fijado comisiones para la compra de divisas y recientemente, ha establecido
retención a la fuente a las transacciones en moneda extranjera. Esto unido a un
menor ritmo de devaluación está llevando a una revaluación real del peso
colombiano.
El haber liberado el
mercado cambiario antes de haber hecho la apertura comercial sin duda ha
complicado el manejo de la situación. Desafortunadamente, el tema del orden de
las reformas tratado en forma tan clara por el Profesor Sebastián Edwards en el
Simposio sobre Mercado de Capitales de noviembre del año pasado no ha tenido un
debate amplio.
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