Dada la importancia del
programa de vivienda y la coyuntura favorable por la que está pasando el sector
de la construcción, es necesario redoblar el esfuerzo necesario para romper las
barreras institucionales que han impedido un verdadero despegue de la nueva
política de vivienda.
Dentro del triste
panorama económico, la construcción de vivienda es, sin duda, el sector de
mejor desempeño. Las causas de este auge en el sector de la vivienda son
múltiples. En primer lugar, la baja en las tasas de interés hace muy atractivo
la inversión en vivienda. Los costos financieros de la construcción de vivienda
que representan una fracción importante de los costos se han visto reducidos
por la baja en las tasas de interés. Adicionalmente, la baja en las tasas de
interés y en la correción monetaria ha conducido a la reducción en el valor de
las cuotas que tienen que pagar los compradores de vivienda.
En segundo lugar,
cuando la tasa de interés se coloca por debajo de la tasa de inflación se
vuelve muy atractivo convertir los ahorros en bienes durables como los
vehículos y las viviendas. En tercer lugar, los recursos que regresaron al país
como consecuencia de las altas tasas de interés y de las amnistías tributaria y
cambiaria, encontraron en la vivienda una buena alternativa. Finalmente, ante
las expectativas de revaluación imperantes durante el último año, la demanda se
ha desviado hacia los bienes no transables y entre éstos hacia la vivienda.
Desafortunadamente, el
auge en la construcción de vivienda se ha concentrado en los rangos medios y
altos sin haber llegado a los estratos de más bajos ingresos. Los ambiciosos
proyectos del gobierno para la vivienda de interés social no se han podido
cumplir como consecuencia de la escasez de planes adecuados y de limitaciones
institucionales. En efecto, tanto las cajas de compensación, como el Inurbe y
la Caja Agraria no han podido otorgar los subsidios contemplados en los planes
del gobierno.
Las Corporaciones de
Ahorro y Vivienda, que hasta junio habían venido cumpliendo con las metas de
colocaciones en vivienda de interés social, comienzan a presentar problemas en
el cumplimiento de dichas metas lo que hace temer que el revolcón social en el
campo de la vivienda no se va a poder cumplir.
Dada la importancia del
programa de vivienda y la coyuntura favorable por la que está pasando el sector
de la construcción, es necesario redoblar el esfuerzo necesario para romper las
barreras institucionales que han impedido un verdadero despegue de la nueva
política de vivienda.
La disminución de los
trámites burocráticos a que se ven enfrentados los constructores es un paso
importante. Los cambios introducidos en el proceso de aprobación de las
licencias por el anterior Ministro de Desarrollo son un magnífico ejemplo de lo
que debe hacerse para disminuir los interminables plazos que aumentan innecesariamente los costos de construcción
de la vivienda.
El gobierno no sólo
debe disminuir los trámites en las empresas de servicios públicos sino que
también debe aprovechar el auge de la construcción para hacer un cambio en la
utilización de los diferentes energéticos. Por ejemplo, si la masificación del
uso del gas se acelera y se incentiva su uso en las nuevas construcciones, se
puede en breve tiempo reducir el uso de la energía eléctrica en la cocción de
alimentos y en el calentamiento de agua, lo cual llevaría a una reducción
considerable de la demanda de energía eléctrica que contribuiría a una solución
del problema que afronta el país en este sector.
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