Si bien los empresarios muchas veces se oponen a la apertura de las economías, algunos pensadores sobre la administración de empresas se muestran partidarios de una mayor apertura.
En Latinoamérica están soplando vientos de renovación. Colombia, México y otros países grandes y pequeños están cambiando su modelo de desarrollo. En estos países se contempla un cambio importante en la participación del sector público en las actividades productivas. Las economías en proceso de aggiornamiento buscan en la apertura económica una manera de lograr una mayor competitividad externa a través de un aumento de la eficiencia. Realmente los países latinoamericanos están tratando de buscar un nuevo modelo de desarrollo en el que el sector privado vuelva a jugar el papel protagónico.
En Colombia y en otros países el estado llegó a comandar más del sesenta por ciento de las inversiones. Los sindicatos del gobierno fueron en gran parte los beneficiarios de este intervencionismo. Las grandes compañías, tanto nacionales como multinacionales, se lucraron de la excesiva participación del estado y de la excesiva protección a la producción nacional. Los sectores como el agrario sufrieron los rigores del proteccionismo. El sector industrial no pudo despegar debido al desvío de la inversión hacia sectores intensivos en capital manejados por el sector público.
Los cambios del esquema de desarrollo deben recibir un fuerte apoyo del sector privado para que puedan tener éxito. Si bien los empresarios muchas veces se oponen a la apertura de las economías algunos pensadores sobre la administración de empresas se muestran partidarios de una mayor apertura. Peter Drucker, quizás el más influyente de los escritores sobre administración, destaca la importancia de la integración en los procesos productivos. Según el economista alemán radicado en Estados Unidos, hoy en día, la participación de la producción se comparte entre diferentes países. Los zapatos que se venden en Estados Unidos se han ensamblado en Puerto Rico con componentes hechos en el Caribe, con cuero curtido en el Brasil proveniente de vacas levantadas en Estados Unidos.
Según Drucker, la producción compartida es la forma predominante de la integración económica en el mundo no comunista. La importancia de la inversión directa del capital extranjero, actualmente es muchísimo menor pues los factores claves en una producción compartida son el diseño, el mercadeo y el control de calidad y las habilidades para planear, organizar, integrar y coordinar.[1]
Para poder compartir la producción en forma eficiente se requiere desarrollar verdaderas empresas transnacionales. Estas transnacionales a diferencia de las multinacionales actuales en donde predomina el componente de producción, serán primordialmente compañías comercializadoras. El éxito de las exportaciones colombianas ha estado asociado al desarrollo de compañías transnacionales que han logrado penetrar los mercados externos. Los floricultores y los bananeros han mostrado que para competir en el exterior es necesario tener una presencia real en la comercialización de las exportaciones.
¿Lunes 20 de abril de 1992?
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