Para Dornbusch la
devaluación real del dólar es vital para los Estados Unidos y se debe dar en un
período máximo de dos años.
Las economías asiáticas
son objeto de permanente interés. El rápido crecimiento del Japón y de los
cuatro tigres (Corea, Hong Kong, Taiwan y Singapur) ha sido objeto de
innumerables comentarios. A pesar del debate no existe una conclusión
definitiva sobre las causas y consecuencias del desarrollo de los países del
lejano oriente. Los países latinoamericanos han encontrado en la experiencia de
Japón y los cuatro tigres una razón válida para abandonar los modelos de
desarrollo de corte cepalino y para orientar sus economías hacia el mercado
internacional. En los noventas las economías latinoamericanas están
reorientando sus modelos de desarrollo con el fin de lograr su despegue
económico.
Un número reciente de
Business Week trae una serie de artículos en los que se da una visión
interesante y novedosa sobre el tema de las economías asiáticas. El Profesor
Dornbusch en su columna nos presenta su punto de vista sobre este tema. Para
él, el éxito se explica en buena parte por el hecho de que los países del
lejano oriente han mantenido su moneda subvaluada con respecto al dólar. Según
Dornbusch los Estados Unidos han sido muy generosos al permitir que el dólar
haya mantenido una paridad que está casi treinta por ciento sobre el nivel de
equilibrio. Debido a esto y al proteccionismo asiático, las economías del Japón
y de los cuatro tigres han podido convertir su alto desarrollo tecnológico en
un crecimiento alto y sostenido.
Para reforzar su punto
de vista Dornbusch argumenta que el rápido crecimiento de Europa en el período
de la postguerra se debió al mismo fenómeno de subvaluación de la moneda. Las
tasas de cambio fijo imperantes hasta comienzos de los setenta permitió a los
países europeos transformar su rápido avance tecnológico en un crecimiento muy
superior al de los Estados Unidos. Solamente, cuando se adoptó un sistema de
tasas de cambio flotantes pudieron los Estados Unidos lograr una devaluación
real del 30 por ciento con relación a las monedas europeas.
Debe anotarse que el
Profesor Dornbusch también reconoce que los Estados Unidos deben mejorar la
calidad de la fuerza de trabajo para poder competir con mayores posibilidades
de éxito. Sin embargo, piensa que esta solución es de largo plazo y que quienes
considera que solo con reformas estructurales los Estados Unidos pueden volver
a competir internacionalmente están equivocados, pues estas soluciones tienen
un largo período de gestación. La conclusión es clara, para Dornbusch la
devaluación real es vital para los Estados Unidos y se debe dar en un período
máximo de dos años.
Lo que no es claro en
el artículo es la manera de como se logra esta devaluación real. Para aquellos
que quieren saber una posible solución la revista trae un pensamiento
interesante. Lo que se requiere es hacer que los japoneses adopten una política
de disminución de impuestos y que cambien el superávit fiscal por un déficit
parecido al creado por Ronald Reagan en los años ochenta. El mecanismo para
lograr una revaluación del yen sería entonces el siguiente. La disminución de
impuestos estimularía la economía japonesa lo que haría crecer las
importaciones y disminuiría el superávit del sector externo. Si el estímulo
fiscal se complementa con una política monetaria restrictiva las tasas de
interés se elevarían lo que haría fluir capitales hacia Japón y a su debido
tiempo causaría la tan anhelada revaluación del Yen.
Obviamente, esto
debería ir acompañado de una reducción del déficit fiscal de los Estados
Unidos, lo que unido a una política monetaria estimulativa de la Reserva
Federal llevaría a una reducción de las tasas de interés en los Estados Unidos
a una salida de capitales y una devaluación del dólar. Parece entonces que la
solución a los problemas mundiales es que en los años noventas los japoneses
actúen como actuaron los Estados Unidos en los ochentas y que los americanos en
los noventas se comporten como se comportaron los japoneses en los ochentas.
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