El impacto adverso de
la libertad de cambios puede y debe ser controlado por la autoridad monetaria
para evitar posibles problemas a la economía colombiana.
Esta es una de aquellas
semanas en las que los columnistas económicos coincidimos en los temas
tratados. No cabe la menor duda que la noticia económica de la semana tiene que
ver con los cambios introducidos por la Junta Directiva del Banco de la República
en el manejo cambiario. La eliminación de algunas restricciones a la
utilización de los dólares en el país y la posibilidad de utilizar el crédito
externo son opciones bien interesantes que se abren al sector privado
colombiano. Lo que antes se hacia por debajo de la mesa ahora va a ser posible
hacerlo abiertamente.
Como en muchas otras
ocasiones en que varios columnistas tratan el mismo tema, en esta ocasión la
opinión de los analistas es bien diferente. Para algunos, como mi amigo el
Decano de Economía de los Andes, la eliminación de cualquiera de los controles
es una gran calamidad. Para otros, cuya inspiración proviene de la ciudad que
alberga a los Medias Blancas, la eliminación de los controles es un paso más
hacia la tierra prometida.
Ante esta situación en
que hay opiniones tan divergentes, el ciudadano común se siente como el fumador
en la sociedad actual que encuentra que el fumar que en una época era un placer
sensual se ha convertido en un estigma social. En efecto, si le cree a los partidarios
a ultranza del control de cambios, es probable que se sienta culpable al abrir
su cuenta en dólares porque de esta manera estaría contribuyendo a que el país
pierda el control sobre la moneda.
Lo pertinente entonces
es tratar de establecer si la apertura cambiaria es tan mala como la pintan los
defensores de los controles cambiarios y si además tiene la característica de
que no solo perjudica a los que abren sus cuentas en dólares sino que además
tiene efectos nocivos para la sociedad en general.
La experiencia de lo
sucedido a comienzos de esta administración nos sirve para ilustrar si en
realidad es mala o no la liberalización cambiaria. Es evidente que en efecto al
darse la liberalización cambiaria se pudo apreciar una entrada de capitales lo que
tuvo como consecuencia una revaluación del peso. La entrada de capitales
ocurrida es un fenómeno que se da una sola vez por el simple hecho de que la
moneda colombiana se vuelve más atractiva por dos razones. La primera es que
con libertad cambiaria es más conveniente conservar los ahorros en pesos y
convertirlos en dólares en el último momento. Cuando se nos permite tener las
tarjetas de crédito válidas a nivel mundial ya no es necesario mantener saldos
en dólares para pagar las cuentas mensuales de American Express.
En segundo lugar,
cuando hay libertad cambiaria no es necesario mantener ahorros en el exterior
para una eventual protección contra un riesgo cambiario. Con libertad cambiaria
es posible utilizar el dinero en Colombia pues se sabe que en el momento que se
requiera será posible mover el dinero hacia el exterior.
Este impacto que ocurre
una sola vez y que puede tener efectos nocivos cuando se da sen un ambiente de
altas tasas de interés puede y debe ser controlado por la autoridad monetaria para
evitar en lo posible los perjuicios que pueda causar. Se puede afirmar entonces
que la libertad cambiaria no es mala en si, sino que más bien lo que es malo es
no tomar las medidas que compensen los efectos nocivos que la acompañan.
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