Los rastros dejados por
la revaluación invisible son bastantes evidentes.
La semana anterior el
Doctor Alfonso López Michelsen al hacer su presentación del Libro «El
Comercio Exterior y la Política Internacional del Café» de los Doctores
Roberto Junguito y Diego Pizano, puso a pensar al país sobre el tema de la
revaluación de la tasa real de cambio. El ilustre Expresidente, con su discurso
ampliamente aplaudido por los asistentes, puso sobre el tapete el tema de lo
que él llamó la revaluación invisible.
Tal como lo manifestó
el Expresidente López Michelsen, la revaluación de la tasa real no aparece
todos los días en los periódicos y por lo tanto, no tiene la notoriedad de la
variación de la tasa representativa del mercado. Si bien el hombre de la calle
no está enterado de la magnitud de esta revaluación invisible, no por ello deja
de sentir sus consecuencias. La teoria económica nos enseña que cuando hay una
revaluación real, los bienes que no entran en el comercio internacional
presentan un excedente de demanda y su precio sube.
Por tanto, en estas
circunstancias, los sectores que producen bienes como la finca raíz que no
entran en el comercio exterior,se enfrentan a una bonanza y sus precios suben
más rápido que los bienes que exportamos e importamos. Por eso no es de
extrañar que las bonanzas de la finca raíz sucedan en las épocas en las que el
peso está sobrevalorado con relación al dólar. También se ha visto que cuando
hay una devaluación invisible del peso la finca raíz entra en crisis. Esto nos
indicaría que quienes se preguntan si va a continuar la bonanza de la
edificación, lo que realmente se deberían preguntar es hasta cuando vamos a
poder sostener un peso sobrevalorado.
Cuando hay una
revaluación real del peso el precio de los bienes que pueden ser exportados o
importados suben más lentamente que los servicios y la finca raíz. Por lo
tanto, cuando hay una revaluación real del peso es apenas lógico que el precio
de los alimentos y algunos productos industriales suban por las escaleras
mientras que los servicios y los arriendos lo hacen por el ascensor. Los
agricultores y los industriales que están ahora enfrentados a la competencia
externa deben entender que sus precios comenzarán a subir más rápidamente que
los de los sectores no transables cuando el país se empeñe en hacer una
devaluación real del peso. Las medidas fáciles de apoyo temporal no serán mas
que paños de agua tibia.
Cuando hay una
revaluación invisible los empleados mejoran sus ingresos en términos de
dólares. Los salarios mínimos, medidos en dólares, de los colombianos suben más
rápidamente que los de otros países. Infortunadamente, el mayor poder
adquisitivo de los trabajadores colombianos se convierte en un espejismo, pues
ésta subida de los salarios se traduce en una pérdida de competitividad de la
economía colombiana, lo que tarde o temprano se manifiesta en una crisis del
sector productivo colombiano.
Como se ha visto
anteriormente, los rastros dejados por esta revaluación invisible son muy
evidentes hoy en día. Su presencia no se puede negar ni ocultar mediante el
juego de seleccionar índices de precios. Es claro que el país debe pensar en la
forma de enfrentar este grave problema.
Además, como muy bien
lo anotó el Doctor López en su conferencia, el momento para adoptar las medidas
es ahora mismo. No podemos, debatir las medidas que se tomarán para
enfrentarnos a la revaluación que acompañará la bonanza de Cusiana, pensando
que tenemos tiempo. Hay que pensar en una acción inmediata olvidándonos un poco
de algo que a lo mejor no va a llegar.
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