Aunque las perspectivas
de Brasil vuelven a ser buenas el camino hacia el equilibrio macroeconómico no
es fácil.
La importancia del
Brasil dentro del contexto latinoamericano es innegable. En Brasil vive el
35.7% de la población y allí se genera el 37.80 del PIB latinoamericano. En una
economía abierta en la que las interrelaciones económicas son cada día más
fuertes es imposible progresar sin que lo hagan los países de mayor poder
económico y por tanto el resultado de la elección presidencial en el Brasil
puede convertirse en una de las buenas noticias para este sufrido hemisferio.
Los grandes
desequilibrios macroeconómicos del pasado reciente que desembocaron en una
hiperinflación que casi acaba con el país han hecho olvidar las épocas doradas
del milagro brasilero. El crecimiento del 9 por ciento anual de los años
setentas ha sido olvidado por todos los analistas que se han concentrado en el
seguimiento de los innumerables planes de estabilización con variados nombres y
corta duración.
El ascenso al poder del
nuevo presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso ha sido mirado con expectativas por todos los que
esperan que nuestro vecino retome su senda de crecimiento acelerado. El éxito
inicial del llamado Plan Real inspirado por el antiguo Ministro de Hacienda y
hoy Presidente electo del Brasil ha sido el factor determinante del antiguo
profesor de la Universidad de París.
Aunque las perspectivas
de Brasil vuelven a ser buenas el camino hacia el equilibrio macroeconómico no
es fácil. La política de estabilización se basa en una vinculación de la moneda
al dólar buscando devolver la confianza del público en las autoridades
económicas. En este aspecto copia la medida implantada por el gobierno
argentino que ha llevado a una inflación similar a las de los países
industrializados.
Si bien, el
establecimiento de una paridad fija con respecto al dólar asegura en el largo
plazo una inflación moderada, su efecto en el corto plazo puede llegar a ser
traumático. Una tasa de cambio fija con una inflación inercial alta puede
llevar a una sobrevaluación de la moneda lo que lleva a la quiebra de los
exportadores y conduce al desempleo. Los controles de precios sin un equilibrio
fiscal tal como se ha visto en la infinidad de programas de estabilización del
Brasil son apenas pañitos de agua tibia que no logran controlar la grave
enfermedad del cono sur.
La estabilización de la
economía brasilera y su retorno a la senda de un rápido crecimiento puede ser
el elemento clave para un crecimiento rápido de toda la economía
latinoamericana. Los países participantes en MERCOSUR pueden ser los primeros
beneficiados de el milagro brasileño parte dos. El crecimiento acelerado en
Argentina y Brasil fruto de un proceso de integración exitoso puede llevar a
que todo el cono sur crezca a tasas comparables a las de los famosos tigres
asiáticos.
La integración de
Colombia y de los demás países del Grupo Andino con el Brasil debe ser una de
las prioridades de la Administración Samper. Nuestros negociadores, tanto del
sector público como del privado deberían entrar a cursos acelerados de
portugués para poder ampliar el intercambio comercial con la economía más
grande de latinoamérica, el resurgimiento de la economía brasilera no debería
tomarnos de sorpresa.
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