Comienza la discusión del Plan de Desarrollo de la administración Samper
En la semana pasada el gobierno lanzó las bases para el Plan nacional de Desarrollo 1994-1998 en un libro de 227 páginas con el llamativo titulo de «El Salto Social». En diez capítulos el gobierno presenta los elementos de discusión para el nuevo plan de desarrollo.
En el primer capitulo titulado Los Fundamentos del Plan, el documento del gobierno presenta, entre otros, su caracterización de un modelo alternativo de desarrollo en el que se destaca su insistencia en la importancia de la intervención estatal y en la que se descalifica en forma sumaria el libre funcionamiento de las fuerzas del mercado. Según el documento, la estrategia económica para la generación de empleo se basa en tres elementos: la política macroeconómica sana, la estrategia de competitividad y una política activa de empleo.
El Segundo capitulo presenta «un breve diagnóstico de las condiciones de nuestro desarrollo económico, social y ambiental». Este breve diagnóstico trata de convencernos de que la situación que se recibe no es la mejor y que por lo tanto se requiere de un gran esfuerzo para poder dar el salto social que propone la nueva administración.
El tercer capitulo presenta «La estrategia macroeconómica» del gobierno, tratando de convencernos que se podrán mantener los equilibrios macroeconómicos básicos. El cuarto presenta la «estrategia de inversión pública y efectos macroeconómicos del plan». Estos dos capítulos, que bien hubieran podido reunirse en uno solo, deben ser leídos con especial cuidado por los interesados en los temas macroeconómicos. Las cifras presentadas son realmente preocupantes. El déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos llega a niveles cercanos a los que tuvimos en momentos de crisis cambiaria. Los niveles de participación del gobierno en el PIB sobrepasan el 50 por ciento. El gobierno central, que se ha caracterizado en el pasado por su superávit se convierte en deficitario, gastándose la lotería que se ha ganado el sector descentralizado. La tan anhelada estabilidad macroeconómica no aparece por ninguna parte, dejando una primera impresión de excesivo gasto público conducente a una revaluación de la moneda y a una fuerte dosis del mal holandés».
Los últimos seis capítulos en los que se presentan los programas a realizar en el próximo cuatrienio son un claro ejemplo del llamado modelo navideño de desarrollo. Es ni más ni menos un arbolito de Navidad en el que aparecen regalitos para cada uno de los invitados a la fiesta. Todo el mundo se lanza a la lectura de estos capítulos buscando lo que le toca. Los educadores, los desempleados, los industriales, los exportadores, las mujeres, los incapacitados, los investigadores devoran las ciento cuarenta y ocho páginas en busca de su regalito de Navidad. Los constructores y diseñadores de metros encuentran en la página 175 que del salto social les va a corresponder 360.952 millones de pesos de 1994 para un estudio de dos mil millones y 6.5 kilómetros de metro.
Al leer detenidamente las casi ciento cincuenta páginas de los que se asemeja al correo que comienza a recibir Santa Claus por estas épocas, le queda a uno la impresión de que muchos de los regalos se destacan por su empaque y no por su contenido. Los nombres ‘ de los programas del Salto Social son más el resultado del esfuerzo de los creativos y no el de serios burócratas de Planeación Nacional. La retórica de la campaña sigue predominando, dando la impresión de que el gobierno no ha tomado posesión de sus cargos.
La falta de unas prioridades claras abre la oportunidad para que los que no encuentren su regalito comiencen a pedirlo en el largo proceso de concertación. El ser el documento unas bases para el plan de desarrollo deja la posibilidad de que terminemos con un gobierno que no solo maneje el cincuenta por ciento del PIB nacional, sino que llegué a cifras solamente contempladas en los países escandinavos.
La discusión del Salto Social debe ser una actividad prioritaria. Es necesario definir una alternativa a un plan tan ambicioso que pretende acabar con todos los problemas del desarrollo en los próximos cuatro años, poniendo en serio peligro la estabilidad macroeconómica de un país que se ha caracterizado a escala latinoamericana por su buen manejo macroeconómico.
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