Estamos acercándonos al momento
de la verdad del pacto social. Las discusiones entre empresarios, trabajadores
y gobierno han permitido un acercamiento en lo que se refiere a la determinación
de los precios, sin que se esté cerca en el campo de los salarios. La diferencia básica parece residir en que el
gobierno espera que los salarios se fijen en función de la inflación esperada
aumentada por la productividad mientras que los trabajadores y empresarios
creen que lo mejor es reajustar los salarios en términos de la inflación del
año anterior.
Aunque determinar cuál es
realmente el aumento de productividad en el año anterior es bastante difícil,
se puede decir que en promedio la economía ha aumentado su productividad entre
un dos o tres por ciento cada año. Por lo tanto si estamos pensando en un
aumento del 18 por ciento de los precios los salarios podrían subir, en una
economía cerrada, hasta en un veintiún por ciento el próximo año sin que se
experimentaran graves problemas para la política de estabilización.
Sin embargo, cuando se considera
una economía abierta a la competencia de carácter mundial el criterio de
mantener unos costos unitarios constantes medidos en moneda nacional sino lo
que se requiere es mantener unos costos unitarios laborales iguales a los de
nuestros principales rivales. En este aspecto a los colombianos nos fue muy
mal. Mientras que en los Estados Unidos los costos laborales subieron en un
cuatro por ciento en términos de dólares
que equivale a un seis por ciento medido en pesos, en Colombia los
costos laborales subieron por lo menos un 24 por ciento. Para mantener
competitividad nuestros productores deberían haber aumentado su productividad
en un 18 por ciento cifra que supera ampliamente lo observado en toda la
historia reciente de Colombia.
El desfase cambiario ocasionado
por el desigual crecimiento de los costos laborales colombianos comparados con
los de los principales socios comerciales, que en términos técnicos se conoce
como la revaluación de la tasa de cambio real se convierte en un obstáculo
importante para la política de ingresos y salarios propuesta por el actual
gobierno con el nombre de Pacto Social o Acuerdo de Precios Salarios y Productividad.
Así como la revaluación de la tasa de cambio real produjo un aumento del
salario real, su retorno a una tasa de equilibrio deberá venir acompañada por
un deterioro del salario real o lo que es lo mismo una situación en el que los
precios suben por el ascensor y los salarios suban por las escaleras. Mientras
ambos suban en el mismo medio de transporte vertical no habrá posibilidades de
llegar a una tasa de cambio que proteja la actividad productiva colombiana.
La idea de una política como la
del Pacto Social en la que todos los precios y salarios suban al mismo ritmo es
útil cuando uno piensa que existe un equilibrio en los precios relativos. Sin
embargo, es un salto al vacío cuando existen marcados desequilibrios que se
perpetúan causando efectos negativos en la asignación de recursos. Cuando la
tasa de cambio está sobrevalorada el
precio de los bienes que no entran al comercio exterior está por encima del de
los precios que se comercian internacionalmente. Por tanto para arreglar este
desbalance lo que se requiere es un crecimiento más rápido del precio de los
bienes comercializables que no se logra con pactos en los que todos los
productores se comprometen a subir un 18 por ciento. Lo que se debería hacer es
que los bienes comercializables suban a tasas por encima del 18 mientras que
los bienes como la vivienda que no entran en el comercio exterior suban a tasas
muy inferiores al 18 por ciento.
Resulta paradójico que la
Administración Samper que ha tenido un cierto tinte crítico de la política
anterior Administración haya adoptado una política de ingresos y salarios que
de hecho presupone que no existen desequilibrios sectoriales y que lo que se
necesita es un acto de buena voluntad para que todos ganemos cambiando nuestro
comportamiento para poder llegar a un ritmo de crecimiento de los precios y de los salarios inferior al
de los años anteriores.
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