Si hay reelección inmediata, las
ciudades van a ver como los buenos Alcaldes se dedican a realizar las obras
verdaderamente fundamentales.
Los temas de interés
periodístico suelen llegar en grupos. Hay semanas en que a los columnistas nos
toca devanarnos los sesos para encontrar un tema de interés, mientras que en
otras la abundancia de temas noticiosos conduce a horas de insomnio en las que se
medita sobre las posibilidades de los diferentes temas. La última semana fue
fecunda en acontecimientos. ANIF y FEDESARROLLO presentaron su análisis de la
situación macroeconómica y sectorial en la que se trataron temas de especial
interés dignos de ser comentados. El Instituto de los Seguros Sociales mostró
una vez más su total ineficiencia cuando no pudo poner a disposición de los
usuarios los formularios necesarios para hacer la consignación de los aportes
mientras su Director defendía la compra de elefantes blancos. Por si esto fuera
poco reguladores y regulados se dedican a hacerse la vida fácil pidiendo los
unos y regalando los otros pasajes para los auto-homenajes celebrados en la
frontera colombo venezolana.
La angustia del columnista ante
la abundancia de temas de actualidad se vuelve casi intolerable cuando en las
horas de insomnio se da cuenta que tiene un tema importante que ha querido
tratar y que nunca ha encontrado la oportunidad de hacerlo. Después de sopesar
los pros y contras de la actualidad sobre la importancia he llegado a la
conclusión de que en esta ocasión es necesario tratar un tema que si bien en el
momento no está de moda si puede convertirse en poco tiempo en tema de
actualidad.
La finanzas locales y su impacto
en las finanzas nacionales ha comenzado a aparecer en las discusiones sobre la
financiación del Salto Social. Como muy bien lo anotó el Director de Planeación
en su presentación en el seminario organizado por ANIF, buena parte del déficit
del gobierno central durante el próximo cuatrienio se va a deber al aumento
acelerado de las transferencias del gobierno central a los gobiernos locales.
El fallo de la Corte y la reacción de los gobiernos locales muestra que si bien
es posible fijar unas restricciones a la financiación de los gastos de
funcionamiento con los recursos de las transferencias, en la práctica la
presión de los burócratas locales y sus amigos a nivel central impide un sano
control de los gastos locales.
No solo es necesario reforzar
los controles y emprender una reforma de carácter local que sustituya los
ingresos necesarios para los gastos de funcionamiento sino que se requiere de
un cambio importante en las limitaciones impuestas en los períodos de los
alcaldes.
El haber implantado la no
reelección inmediata y un período de tres años pareció, en su momento, una
buena idea pues evitaba que los alcaldes utilizaran el poder para perpetuarse
indebidamente en el puesto. Sin embargo, la realidad resultó muy distinta. En
primer lugar, la experiencia ha mostrado que la ciudadanía se da cuenta
fácilmente de quien es buen alcalde y merece ser reelegido, la limitación a la
reelección resulta en estas circunstancias superflua. En segundo lugar, cuando
no hay reelección el Alcalde se preocupa más por su siguiente etapa en su vida
política que en hacer una buena alcaldía pues sabe que no puede ser reelegido.
Algunos pueden llegar a ser tan miopes que dejan totalmente endeudado a la
ciudad tratando de hacer obras
faraónicas para que los recuerde y sigan ascendiendo por encima de su nivel de
incompetencia.
El caso de Bogotá es tal vez el
más destacado. Los Alcaldes Castro y Caicedo nunca se preocuparon por cambiar
realmente la ciudad sino que intentaron hacer una serie de puentes sobre la
Avenida Ciudad de Quito convencidos que con eso podrían lograr la Presidencia
de la República. En lugar de hacer las reformas necesarias en la Administración
para asegurar una financiación sana de la ciudad decidieron irse por el camino
fácil de meterle la mano a los contribuyentes aumentando exageradamente los
impuestos.
Lo triste del caso es que a
pesar de haber salido totalmente desprestigiados de su cargo siguen aspirando a
llegar alguna vez al solio de Bolívar. Tratan ahora de mostrar que son unos
estadistas profundos, cuando nunca pudieron ejercer un liderazgo a nivel local.
Si hubiera habido una reelección inmediata, tanto Castro como Caicedo hubieran
sufrido una tremenda barrida y ahora estarían enterrados políticamente.
Si hay reelección inmediata, las
ciudades van a ver como los buenos Alcaldes se dedican a realizar las obras
verdaderamente fundamentales, contando
con el apoyo popular por varios períodos.
El Cura Hoyos reconocido como buen Alcalde por todos los barranquilleros
ha debido continuar. Si el Doctor Mockus nos logra educar y Bogotá se vuelve a
convertir en la Atenas Suramericana es mejor dejarlo como Alcalde que mandarlo
al Palacio de Nariño para que allá aprenda a manejar el País del Sagrado
Corazón.
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