Una inflación alta unida a una marcada desaceleración de la economía y a
un persistente déficit en cuenta corriente nos han llevado a una situación de
difícil manejo.
Se completa el segundo año del gobierno Samper con una inflación muy
parecida a la que se tenia en el momento del cambio de gobierno. En efecto, de una inflación de año corrido de
15,73 por ciento al comienzo del mandato se llega al cabo de veinticuatro meses
de una criticada gestión a una inflación de 15,7ó por ciento para los primeros
siete meses del 9ó.
La inflación registrada en los ó1timos siete meses no solo está muy
cercana a la meta actual del diecisiete por ciento sino que resulta demasiada
alta para un país que busca integrarse a la economía mundial y que para lograr
una estabilidad en la tasa de cambio requiere de inflaciones cercanas al cuatro
por ciento. Una inflación anual del
20.57 en los ó1timos doce meses dista mucho de cifras que revelen un manejo
adecuado de la economía.
Una inflación alta unida a una marcada desaceleración de la economía y a
un persistente déficit en cuenta corriente nos han llevado a una situación de
difícil manejo. Si las autoridades
económicas abandonan la lucha contra la inflación para tratar de reactivar la
economía aumentan las expectativas de inflación y hacen por lo tanto más
difícil el cumplimiento de las metas de inflación en el futuro. Además, estas condiciones pueden precipitar a
la economía en una crisis cambiaria, pues el estimulo generado por un aumento
en la oferta monetaria puede desencadenar una fuga de capitales y agudizar el
desequilibrio externo.
Si tenemos en cuenta el deseo de aumentar el nivel del gasto militar la
complejidad del manejo económico se agudiza.
El aumento de la participación del sector público planeado no deja de
ser preocupante pues continua una tendencia muy preocupante iniciada en la
administración anterior. A partir del
gobierno Gaviria y de la constitución del 91 se han incrementado de manera
alarmante los gastos del gobierno sin haberse obtenido a cambio mejoras en los
servicios prestados.
El notable incremento en el presupuesto de gastos en los sectores
sociales no se han traducido en mejoras en el nivel de vida de los
colombianos. Los incrementos en los
gastos del sector justicia no se han visto reflejados en una mejor
administración de la justicia y los incrementos en el gasto militar no se ha
traducido en mejoras notables en la seguridad ciudadana.
Por el contrario la mayor ineficiencia asociada con un sector público
cada vez mayor y cada vez más ineficiente ha sido la principal razón de los
desequilibrios macroeconómicos que se reflejan en una inflación alta acompañada
de un aumento del desempleo. La inflación persistente acompañada de altos
niveles de desempleo es el resultado de una incompatibilidad entre las metas
monetarias y fiscales. El gobierno se ha
empeñado en aumentar su gasto por encima del margen monetario acordado con la
Junta Directiva del Banco de la República.
El manejo de la inflación de los dos ú1timos años no puede continuar
pues hoy en día nadie está creyendo en las metas de inflación. El Gobierno por su debilidad ha tenido que
ceder a los grupos de presión y en consecuencia el gasto público ha aumentado
considerablemente. Los recursos
generados por las reformas tributarias han desaparecido muy rápidamente sin
lograr los propósitos buscados en el frente de la estabilización. Las reiteradas promesas del Presidente y de
algunos de sus ministros más el intento de completar el período presidencial a
costa del presupuesto nacional han impedido lograr la reducción de la
inflación. Se han perdido dos años
preciosos para avanzar en la reducción de la inflación.
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