Los comentaristas económicos por estar pendientes de la actualidad muchas veces pierden perspectiva de las fuerzas que moldean el desarrollo del país. Para poder entender lo que acontece en el país es entonces necesarios mirar lo ocurrido a lo largo de un período largo. Gracias al trabajo de Jorge García y Sisira Jayasuriya que lleva el sugestivo nombre de “Al borde del abismo y posponiendo la prosperidad” es posible, al fin de una larga espera, contar con un tratamiento serio sobre las políticas económicas colombianas. Como lo mencione en una columna escrita en el diario la Prensa en marzo de 1991, este trabajo es un magnífico ejemplo de la utilización de la teoría económica moderna para el análisis del impacto de las políticas económicas en el desarrollo colombiano.
El trabajo de Jorge García trata en profundidad el impacto de la política, fiscal, monetaria, cambiaria y salarial de los últimos treinta años. Además de presentar un acervo importante de estadísticas muy meticulosas sobre este período, el libro llega a importantes conclusiones que deberán ser tenidas en cuenta sobre la política económica es conveniente divulgar las conclusiones de tan importante trabajo.
La primera conclusión del trabajo de Jorge García se relaciona con la política fiscal. Según el estudio, “es necesario evitar el déficit fiscal. Como han descubierto los colombianos, aún déficit pequeños pueden generar inflación, déficit en la cuenta corriente y reducir las tasas de crecimiento.” Esta posición sustentada por un trabajo serio, basado en la construcción meticulosa de series fiscales pone en serias dudas la bondad de las propuestas hechas por algunos de los miembros de la comisión de gasto público.
La segunda conclusión del trabajo comentado se refiere a la política cambiaria. Según el trabajo, “tratar de alcanzar un objetivo de tasas de cambio real para estimular las exportaciones puede introducir rigideces en el manejo macroeconómico. Estas metas pueden prevenir la liberación del comercio exterior debido a que el nivel deseado de la tasa de cambio real puede ser muy bajo y entrar en conflicto con el equilibrio en cuenta corriente; igualmente malo, estas metas pueden forzar la utilización de instrumentos menos apropiados para prevenir la apreciación del peso cuando la economía se vea sometida a una entrada de capitales.” El estudio presenta un permanente conflicto entre diferentes alternativas de política en donde la política cambiaria entra en contradicción con la estabilidad de precios.
La tercera conclusión del libro comentado tiene que ver con la utilización de la política cambiaria como único elemento para orientar la economía hacia el exterior. En palabras de los autores: “la política cambiaria no puede remplazar la liberación del comercio para lograr un promoción de exportaciones. Una devaluación nominal, por ejemplo, no afectará el precio relativo en una manera permanente a menos que se acaben con las restricciones al comercio.”
La cuarta conclusión se refiere al manejo de las bonanzas. En el libro se afirma: “el gobierno debe actuar cautelosamente cuando ocurren los shocks externos favorables. Un aumento temporal de precios de los productos básicos no debe desembocar en una orgía de gasto público, que sería difícil de revertir cuando la bonanza de los precios pase.” Esta sabia recomendación no debe echarse en saco roto y menos por un gobierno que está empeñado en gastarse por anticipado todas las bonanzas de los recursos naturales.
La quinta conclusión debe ser tenida en cuenta en momentos en los que muchos analistas le achacan la crisis actual al cambio de modelo económico. Según el libro: ‘el manejo de las crisis y las medidas de ajuste deben buscar extender antes que reducir la flexibilidad de la economía. A pesar de algunas medidas restrictivas, la economía colombiana se movió hacia menores restricciones y niveles moderados de distorsiones creadas por la política económica en los setentas. Esta estrategia sirvió de base para el crecimiento sostenido de los últimos años 60s y los primera mitad del setenta. Debido a que el país no continuó con la liberalización del comercio exterior, el rápido crecimiento de las exportaciones cesó y el crecimiento de largo plazo se desaceleró”. Los candidatos a la presidencia deben tomar atenta nota de esta recomendación para ofrecer en su programa de gobierno una segunda dosis de reformas estructurales que permitan acelerar el crecimiento económico.
La última lección de la experiencia colombiana tiene que ver con la importancia de una buena política social. “El crecimiento sostenible requiere de una estabilidad social y política que a su vez depende de políticas sociales apropiadas. Esperamos que la experiencia futura de Colombia demuestre esto en una forma positiva.” Los eventos recientes ocurridos durante esta Administración han mostrado, de una manera negativa la importancia de contar con un gobierno que sea respetado y que lleve a cabo verdaderas políticas sociales. La grave crisis de gobernabilidad de la presidencia de Samper ha puesto de manifiesto el grave impacto negativo de un mal gobierno en la economía. Esperamos que la próxima administración pueda mostrar la importancia para la economía de un buen gobierno.
Este importante libro llega en buen momento. El debate sobre las políticas económicas se fortalece con un trabajo de tan excelente calidad. Los académicos y los políticos deben leer con cuidado este documento que resume el metódico trabajo de uno de los más importantes investigadores de la realidad colombiana.
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