Completamos tres años de la Administración Samper. El balance de estos tres años no podía ser más pobre. Una descripción acertada de los tres años la hizo algún tiempo el Doctor Eduardo Sarmiento actual presidente de la Academia de Ciencias Económicas. Según su apreciación a este gobierno todo le ha salido al revés. Prometió subir la tasa de crecimiento de la economía y lo que ha logrado es llevar la economía a una recesión. El gobierno prometió aumentar el empleo y lo que ha logrado es aumentar el desempleo. El gobierno prometió mejorar la distribución del ingreso y lo que ha hecho es favorecer a los grandes grupos económicos desmejorando la distribución del ingreso. El gobierno prometió mejorar la competitividad de la economía y después de tres años la tasa de cambio real se encuentra cada vez más lejana de su valor de equilibrio que permitiría la competitividad colombiana.
Los pocos logros en materia económica como la disminución de la inflación se deben más a la Junta Directiva del Banco de la República y a la recesión que a una política propia del gobierno. El intento del Pacto Social resultó un fracaso total, podría decirse que todo el esfuerzo del Ministerio de Desarrollo fue inútil. Probablemente, los arreglos lo que han hecho es dilatar el proceso de ajuste y aumentar el costo del ajuste. Si se comparan los valores de la llamada relación de sacrificio, o sea la disminución en PIB por punto de la tasa de inflación, para Colombia y los Estados Unidos se podría concluir que la nuestra es tremendamente alta y que el Pacto social en lugar de disminuirla la aumentó considerablemente. Pareciera entonces que en el manejo de la inflación al gobierno también le salieron las cosas al revés pues en lugar de lograr una disminución en el costo del ajuste lo que obtuvo fue un incremento de este costo.
Si los pecados de acción son grandes los de omisión también lo son. El gobierno ha frenado el proceso de reforma institucional Hoy en día, como no lo ha recordado Sebastián Edwards, Colombia se ha quedado atrás de los otros países latinoamericanos. El marco institucional colombiano tiene una serie de defectos que han debido atacarse en este gobierno para lograr mejorar la competitividad de la economía colombiana. Los inversionistas requieren de unas leyes que les garanticen sus derechos especialmente los derechos de propiedad. Esto hubiera requerido hacer una reforma a la constitución en lo que se refiere a la posibilidad de expropiación. Mientras que exista este artículo las relaciones entre el país y los inversionistas no sería clara.
Igualmente importante es contar con unos esquemas regulatorios que garanticen la inversión en los servicios públicos. Como lo muestra las dificultades en la privatización de larga distancia y con la ley de televisión, los inversionistas no pueden estar tranquilos con un marco regulatorio en el que se pueden presentar cambios importantes y que dependen de la interpretación de uno de los magistrados. No es posible hacer una planeación de grandes inversiones cuando no se puede garantizar la participación de los operadores de telefonía de larga distancia. Nadie va a querer pagar 150 millones de dólares por una licencia cuando cualquier telefónica local puede entrar al mercado.
Otro gran error de omisión de este gobierno ha sido el dejar crecer el poder de los grandes monopolios. La debilidad del Presidente se ha traducido en un incremento del poder de los ahora llamados cacaos. Los grandes grupos económicos les ha ido muy bien con este gobierno. Han tenido un tratamiento tributario muy favorable y algunos artículos de la reforma tributaria se hicieron para favorecer los interesados de los que han respaldado tanto la campaña como la presidencia de Samper.
Las transferencias a las regiones se han mantenido sin tratar de ajustarlas a las posibilidades del gobierno central. Las reformas tributarias no han mejorado la situación del gobierno en parte porque un alto porcentaje debe destinarse a las transferencias. Siguiendo la tradición latina el gobierno siempre ha dejado para mañana el problema de las transferencias. Con gran desparpajo, el gobierno nos dice que este problema es mejor dejárselo a la próxima administración. El gobierno no ha tenido el valor de afrontar este problema esperando que los recursos del petróleo den para todo.
La seguridad social se ha mantenido tal como la dejo el gobierno anterior, olvidando que era necesario hacer ajustes importantes para evitar que en poco tiempo se vuelva inmanejable. El dejar suelto al ISS con un régimen insostenible y mantener unas condiciones en las empresas públicas muy por encima de sus posibilidades financieras es un claro error de omisión. El país tiene que darse el lapo en las reformas institucionales a la mayor brevedad para poder competir con éxito en una economía globalizada.
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