Por estas épocas el Fondo Monetario Internacional publica todos los años su llamado Panorama Económico Mundial en el que entre otras cosas presenta sus pronósticos sobre la posible evolución de la economía mundial.
Para buena parte de nuestros analistas, Colombia constituye un caso excepcional. Los eventos que ocurren en la economía mundial suelen ignorarse completamente. Muy pocos comentaristas están pendientes de lo que acontece en otras partes del mundo. Las discusiones de política económica en Colombia no utilizan suficientemente la experiencia de otros países. Sin embargo, algunos tratan de estar informados de lo que está ocurriendo en el resto del mundo. Los informes que publican los organismos internacionales usualmente contienen información muy valiosa. El Banco Mundial presenta anualmente el Informe sobre el Desarrollo Mundial. El BID publica su Informe llamado Progreso Económico y Social de América Latina que presenta un interesante resumen de los acontecimientos económicos latinoamericanos. Por estas épocas el Fondo Monetario Internacional publica todos los años su llamado Panorama Económico Mundial en el que entre otras cosas presenta sus pronósticos sobre la posible evolución de la economía mundial.
En el capítulo sobre los principales problemas de política en los países industrializados el informe del FMI nos presenta en primer lugar un interesante análisis sobre la importancia de considerar como principal objetivo de la política monetaria la estabilidad de precios. Según el análisis del fondo, la experiencia reciente parece estar mostrando que los países que han logrado reducir la inflación han experimentado una larga expansión económica. Para los que aprendieron macroeconomía a comienzo de los setenta estos resultados pueden parecer increíbles. En esa época se suponía que existía una relación inversa entre la tasa de desempleo y la inflación. Se pensaba que una inflación más alta permitía disminuir la tasa de desempleo y hasta distinguidos economistas galardoneados con el Premio Nobel, utilizaban estas relaciones para explicar cual debería ser la mezcla óptima de los instrumentos de política macroeconómica. Estos ilustres profesores del MIT dieron respetabilidad a lo que se conoció como la curva de Philips. Los eventos recientes parecen entonces estar mostrándonos que el célebre Profesor Inglés no hizo honor al lema de la famosa multinacional holandesa pues no fue «alguien en quien confiar».
Esta revaluación de la sabiduría convencional indudablemente debe afectar el manejo de la política económica colombiana. No es posible que mientras los países industrializados están pensando en adoptar una política de estabilidad de precios, en Colombia todavía estamos tolerando una inflación del 30 por ciento. Más aún, no deberíamos contentarnos con el veinte por ciento que nos ofrecen algunos distinguidos colegas.
Evidentemente la reducción de la inflación no es fácil. Como decía Milton Friedman en una entrevista en el Playboy de febrero de 1973 desde el punto de vista técnico no es muy difícil parar la inflación. El problema real es que los efectos favorables aparecen al comienzo mientras que los problemas ocurren posteriormente. Según Friedman la inflación se parece al licor. Los primeros tragos producen un ambiente agradable mientras que el guayabo ocurre al otro día. Los costos de reducir la inflación no son cero.
El informe del Fondo Monetario presenta algunas experiencias interesantes de los países que han ingresado a la Organización de Inflacionarios Anónimos. Algunos de estos países han logrado desterrar de sus economías la inflación por medio de medidas ortodoxas mientras que otros han complementado las medidas ortodoxas de control de los medios de pago con otras un poco heterodoxas como el control de ingreso y salarios. Según el Panorama Económico Mundial 1990 «La experiencia sugiere que el basarse en una reducción endógena del déficit fiscal puede no ser suficiente para un programa creíble de reducción de la inflación. Donde la inflación se ha arraigado dando lugar a la indexación, las políticas financieras acomodaticias en exceso, son típicamente parte del problema y no una mera consecuencia de la inflación. En tales casos,un fuerte ajuste fiscal es una precondición esencial para un programa creíble de estabilización debido a que elimina las expectativas de una recaída en el financiamiento inflacionario del déficit fiscal».
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