La mejora en la
rentabilidad medida en pesos ha logrado que algunas de las golondrinas que se
habían refugiado en el exterior hayan vuelto a los balcones colombianos.
Con ocasión del
seminario sobre la iniciativa Bush para las Américas, se ha vuelto a mencionar
el problema de la Deuda Externa colombiana. El control de la inflación había
desplazado el tema de la deuda externa de las discusiones económicas. A fuerza
de repetirnos que la situación colombiana era muy diferente a la de otros
países altamente endeudados, los defensores de la política del manejo de la
deuda externa colombiana habían logrado disminuir el interés por tan importante
tema.
La posición dogmática
del gobierno anterior, había hecho perder oportunidades de realizar buenos
negocios comprando deuda que se conseguía en el mercado con descuento. Además,
había impedido renegociar mejores plazos para las deudas contraídas y
reducciones de intereses, que otros países latinoamericanos como México,
Ecuador y Venezuela si habían conseguido.
Con la aprobación del
crédito Hércules entre el bolsillo el Gobierno ha comenzado a discutir sobre la
posibilidad de utilizar el aumento en las Reservas Internacionales para
realizar compras de la deuda colombiana y para pagar anticipadamente algunos
préstamos.
Indudablemente, la
mejora de la situación de endeudamiento externo que se logrará con el pago
anticipado de algunas deudas permitirá en un futuro conseguir mejores
condiciones de los préstamos, pues el riesgo del país habrá disminuido. Lo
interesante de esta situación, es que los recursos para el pago anticipado de
la deuda provienen en buena parte de colombianos que habían decidido buscar
mejores climas de inversión. La mejora en la rentabilidad medida en pesos ha
logrado que algunas de las golondrinas que se habían refugiado en el exterior
hayan vuelto a los balcones colombianos.
El gobierno, mediante
las medidas de restricción monetaria, logró «convencer» a los que
tenían dinero en el exterior para que lo trajeran y se lo dieran a cambio de
billetes del Banco de la República. Con
la decisión de dedicar los dólares al pago de la deuda externa, el gobierno ha
eliminado la necesidad de hacer una contracción de la base monetaria para
contrarrestar los efectos inflacionarios de la compra de los dólares.
Los dólares que han
traído los colombianos se pueden o bien reexportar pagando deuda externa o
monetizar, lo que tiene que venir acompañado de una emisión de títulos del
Banco de la República, lo cual implica que el Banco tiene que pagar altas tasas
de interés a los usuarios reduciendo de paso, el efecto contraccionista buscado
por la emisión de los títulos.
Por tanto, al hacer el
pago anticipado de deuda externa, no solo se habrá evitado que el Banco de la
República pague intereses en los títulos que emita, sino que además se va a
obtener un efecto benéfico al mejorar la situación de endeudamiento externo.
El manejo monetario y
crediticio en que está empeñado el gobierno, se va a facilitar en la medida en
que se hagan pagos anticipados de la deuda. Sin embargo, el ministro tendrá que
tener sumo cuidado en que el peso no se revalue en el proceso, pues esta
revaluación podría ser fatal para la política de apertura. Por otra parte, el
dedicar el aumento de las reservas para pagar la deuda requiere que el capital
golondrina haga su nido en Colombia.
Por lo menos dos
condiciones se deben dar para que esta entrada de capitales no sea flor de un
día. En primer lugar, es necesario crear un clima de inversión productiva
atractivo para los colombianos. Este capital financiero debe convertirse en
aportes en empresas productivas. En segundo lugar, es necesario que la política
de restricción en el crédito se mantenga por un tiempo considerable. Si la
restricción monetaria no se mantiene, los inversionistas sacarán sus ahorros
cuando surja cualquier problema.
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