No debemos olvidar que el IDU recaudó como ingresos de valorización en
el período 1971- 1989 una cifra inferior a los ochenta y tres mil quinientos
millones de pesos que el Alcalde de Verdad piensa cobrar en un año.
En estos días Emiliani,
en donde aumenta la oferta de televisión, vienen a nuestra memoria algunos de
los programas que en su época tuvieron éxito. La Isla de la Fantasía programa
producido por la cadena ABC de los Estados Unidos tuvo mucho éxito a comienzos
de los ochentas. En él Ricardo Montalbán y su asistente Tattoo brindaban a los
visitantes de la isla la oportunidad de vivir sus fantasías.
El Alcalde de Bogotá
pareciera que no ha tenido necesidad de hacer el vuelo hasta la Isla de la
Fantasía pues el Director del IDU le ha prometido que en los últimos nueve
meses de su mandato puede llevar a cabo todo lo que se ha imaginado. En efecto,
le ha prometido que a pesar de tener que presidir dos elecciones puede recaudar
en un año lo que anteriormente se recaudaba en un poco más de 19 años. No
debemos olvidar que el IDU recaudó como ingresos de valorización en el período
1971- 1989 una cifra inferior a los ochenta y tres mil quinientos millones de
pesos que el Alcalde de Verdad piensa cobrar en un año.
La magnitud del
esfuerzo fiscal adicional con que sueña el burgomaestre bogotano puede
apreciarse cuando se compara con los ingresos totales del Distrito en épocas
anteriores. El Presupuesto consolidado de Bogotá en 1979, medido en pesos de
hoy, fue inferior a un año de la contribución de valorización por beneficio
general. Con lo que se piensa cobrar por beneficio general los bogotanos de
1979 no solo financiaron todos los servicios sociales, las obras de la
administración central, sino que pudieron pagar las cuentas de sus servicios
públicos como electricidad, acueducto, teléfonos y aseo.
Las obras que aparecen
en su fantasía no se van a poder hacer en el poco tiempo que le queda al
Alcalde Caicedo. Los 167 mil millones de pesos que piensa recaudar el IDU no
van a poderse gastar en nueve meses. El presupuesto de la famosa avenida
expresa, con todas sus obras, es de 26 mil millones de pesos. Por más que se
quiera no se va a poder ejecutar en su totalidad, entre otras cosas porque los
terrenos por donde pasa han sido invadidos. La Administración al final de su
mandato podrá entregar algunos puentes de esta avenida con un costo de 800
millonesla unidad. Si entrega cinco puentes habrá gastado apenas 4.000 millones
de pesos.
No parece lógico
recaudar 85.000 millones para entregar obras por un valor de cuatro mil
millones. Más aún, es inconcebible que haya que cobrar con anticipación unas
obras que se encuentran financiadas. La Avenida Norte Quito Sur forma parte de
un paquete que ha sido financiado por FINDETER. Si esta institución no lo
hubiera aceptado, el Proyecto habría podido ser finaciado dentro del programa
presentado a la consideración del Banco Mundial. Para que hubiera podido ser
financiado dentro del Programa del Banco, el IDU debería presentarlo de acuerdo
con las normas de Contratación aprobadas para dicho programa. El afán de
terminar las obras lo más rápido posible ha llevado al IDU a contratar el
diseño con la construcción y ha impedido que obras como la Avenida NQS y la
troncal de la Caracas no puedan ser financiadas con los recursos del Banco
Mundial.
En la fantasía del
Alcalde nunca aparecía la protesta ciudadana. La felicidad era total. Los
bogotanos cumplían el llamado del IDU vendiendo sus lotes y hacían colas para
entregarle el ahorro de toda su vida al Alcalde, para que éste pudiera
inaugurar todas las obras antes del primero de junio de 1992.
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