Cuando se hace un
análisis retrospctivo de las las políticas y metas económicas el resultado es
muy desalentador.
Al finalizar el año es
útil hacer un análisis retrospectivo de lo que pasó en los últimos doce meses.
Este análisis retrospectivo suele venir acompañado de una confrontación de lo
realizado contra los que se había planeado al comienzo del año. Cuando se hace
este ejercicio con las políticas y metas
económicas el resultado es muy desalentador. La meta de inflación que el
gobierno de manera optimista fijó en el 22 por ciento no se pudo cumplir. Los
resultados hasta noviembre muestran que la inflación terminará entre el 27 y el
28 por ciento.
A pesar de todo el
esfuerzo de restricción en el crédito, no se pudo controlar el crecimiento de
los medios de pago. Al comienzo del año los medios de pago estaban creciendo a
una tasa anual de más del 30 por ciento. La triste realidad es que al final del
año se conserva la misma tasa de crecimiento del dinero. Las restricciones del
crédito tuvieron como consecuencia un aumento considerable de las reservas
internacionales muy por encima de lo que se había proyectado al comienzo del
año.
Estos últimos quince
meses no solo se han perdido en el control inflacionario sino que además han
pasado en vano en el frente de la apertura. Como se quejan los amantes del buen
vino, los precios de los bienes importados se han resistido a descender al
mismo ritmo en que lo han hecho los aranceles. El poder monopólico de algunos
importadores les ha permitido apropiarse de las rentas que antes iban al
Estado. El consumidor sigue enfrentado a las mismas opciones. Los precios de
los bienes producidos en Colombia no se han alterado en respuesta a una mayor
competencia de los bienes importados. A pesar de las rebajas en los aranceles
de los vehículos, nuestros carros siguen siendo los más caros del mundo.
La privatización ha
sido una gran frustración. Realmente en un año no se ha avanzado en este
proceso. Las presiones sindicales han impedido avanzar en la privatización de
las telecomunicaciones. Los servicios públicos locales siguen siendo manejados
ineficientemente y continúan en manos del Estado. La privatización del servicio
de recolección de las basuras en Bogotá se frenó a pesar de los óptimos
resultados obtenidos. En la privatización de los ferrocarriles y de los puertos
los costos de la liquidación de los trabajadores al servicio del Estado ha sido
elevado. En el corto plazo los egresos por liquidación de personal han
sobrepasado los ahorros en costos de operación. Los únicos ingresos a las arcas
del gobierno debidos a la privatización se han originado en la venta de algunos
bancos oficiales.
La expedición de la
nueva constitución si bien promete una mejora en el nivel de vida tiene un alto
costo fiscal para el gobierno central al haber aumentado considerablemente el
monto de las transferencias. Los cambios son de tal magnitud que van a requerir
de un largo proceso de ajuste al nuevo marco normativo.
Si el año 91 se perdió
en muchos aspectos esperamos que el próximo sea mucho mejor. Hoy en día el
equipo económico es mucho más homogéneo. Las peleas entre los integrantes del
equipo económico parecen una cosa del pasado. El manejo macroeconómico
evidentemente ha ganado con la creación de la Junta Directiva del Banco de la
República. El asignarle las funciones de control monetario y cambiario a la
nueva Junta Directiva de nuestro Banco Central indudablemente ha hecho más
creíble la política de estabilización.
Lamentablemente, la
separación del Ministerio de Desarrollo en dos partes va a dificultar el manejo
económico. Después de mucho tiempo el Ministerio de Desarrollo había logrado
establecerse como una verdadera fuerza importante que podía liderar el proceso
de apertura. El poder contar con el equivalente colombiano al legendario MITI
japonés estaba comenzando a verse como una contribución importante en el
proceso de apertura. La creación de un nuevo Ministerio en estas circunstancias
puede llegar a convertirse en una serie de conflictos innecesarios para la
inserción de Colombia en la economía mundial.
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