Una mirada más cercana
a los hechos nos siembra serias dudas de que en la actualidad se haya cumplido
con el objetivo de mantener la competitividad externa.
En la semana anterior
se reunió la XV Asamblea Anual de la Asociación Nacional de Instituciones
Financieras ANIF. Este importante certamen fue inaugurado por el Ministro de
Desarrollo y clausurado por el Ministro de Hacienda con una cita del
Evangelista San Lucas. Además de los
discursos se presentaron importantes conferencias en las que se trataron temas
de reconocida actualidad.
El tono general de la
Asamblea fue bastante positivo. Algo apenas natural en un sector al que le ha
ido bastante bien en épocas recientes. Las ganancias del sector financiero han
sido bastante buenas, por lo que aquí se cumple el famoso dicho de que cada
cual habla de la feria como le fue en ella.
El equipo económico del
gobierno por su parte se mostró muy orgulloso de su actuación reciente. La
recordada encargada de los tintos diría que pareciera que hubieran lanzado un
juego perfecto, es decir uno en el cual el equipo contrario no logró conectar
ni un hit y en el que no se cometió un solo error.
De acuerdo con la
presentación de un destacado miembro de la Junta Directiva del Banco de la
República, la autoridad monetaria se había fijado tres objetivos de política
económica durante su primer año de labores. En primer lugar, buscó mantener la
tasa de cambio real en su nivel de equilibrio. En segundo lugar, buscó mantener
una tasa de interés de equilibrio y finalmente, intentó mantener un crecimiento
de los medios de pago que no agravara la situación inflacionaria.
El Doctor Miguel
Urrutia en su exposición citó cifras que mostraban que el índice de la tasa de
cambio real se había mantenido en un nivel muy similar al alcanzado en 1986.
Como lo recalcó el conferencista, para muchos en ese año la situación cambiaria
estuvo muy cercana al equilibrio y por lo tanto la primera meta de la autoridad
monetaria se pudo cumplir exitósamente.
Si bien las cifras
presentadas por el ilustre economista parecen respaldar el argumento, una
mirada más cercana a los hechos nos siembra serias dudas de que en la
actualidad se haya cumplido con el objetivo de mantener la competitividad
externa. En efecto, no hay que olvidar que en los últimos meses las
importaciones han reaccionado violentamente lo cual nos está indicando que la
tasa de cambio no está brindando la protección adecuada a la producción nacional.
Las cifras de exportaciones muestran una falta de dinamismo que confirma la
pérdida de competitividad de la economía colombiana.
Esta realidad lo que
nos está diciendo es que el índice de la tasa de cambio real no es el indicador
adecuado para medir la competitividad de una economía en una época de apertura.
Este índice presupone que las condiciones de protección de la economía
diferentes a la tasa de cambio permanecen constantes durante el período
considerado, cosa que no ocurre cuando se da la apertura. La experiencia de las
aperturas exitosas nos ha enseñado que para que este proceso logre tener éxito
es necesario que el índice de la tasa de cambio real aumente por encima del
nivel existente antes del inicio del proceso de apertura.
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