La incorporación de
casi la mitad de la humanidad al mercado económico mundial es un evento que
marca un cambio importante en las relaciones entre los países pobres y los
ricos.
El viernes de la semana
pasada tuve la oportunidad de asistir a una conferencia del Profesor Jeffrey
Sachs en la que trató temas importantes relacionados con el comercio
internacional. Con gran propiedad el Profesor Sachs tocó puntos de especial
actualidad tales como los relacionados con el Tratado de Libre Comercio entre
Estados Unidos, México y Canadá.
Para poner de presente
la importancia del TLC, el profesor Sachs hizo un breve repaso de algunos
desarrollos recientes. Para el ilustre catedrático, el mundo está viviendo un
momento especial pues en los últimos años más de la mitad de la humanidad ha
entrado a formar parte de la economía mundial. A los cuatrocientos millones de
latinoamericanos que, después de superar las enseñanzas de la CEPAL, han
entrado a participar en el comercio mundial abriendo sus economías se deben
sumar los ciento cincuenta millones de habitantes de Europa Oriental, los
trescientos millones de rusos que están tratando de formar una economía de
mercado, los mil doscientos millones de chinos que desde hace algunos años
guiados por su líder abandonaron el dogmatismo de Mao y los novecientos
millones de hindúes que han decidido integrarse a la economía mundial dejando
atrás sus claras tendencias proteccionistas.
La incorporación de
casi la mitad de la humanidad al mercado económico mundial es un evento que
marca un cambio importante en las relaciones entre los países pobres y los
ricos. El TLC es, entonces, el inicio de un nuevo trato entre el Norte y el Sur
que puede llegar a ser el camino para un mejoramiento del nivel de vida de los
países en desarrollo. Sin embargo, este ajuste no es ni inmediato ni fácil.
Las dificultades de
ajuste explican, en parte la oposición que tuvo el Tratado en los Estados
Unidos. Para el ilustre Profesor de Harvard, la oposición de los sindicatos
surge del natural deterioro que pueden tener los salarios de los trabajadores
menos calificados cuando se abren los mercados a un país que tiene una
abundancia de trabajadores poco calificados. Es claro que las industrias del
país avanzado que utilizan una mano de obra poco calificada van a tener que
enfrentar directamente la competencia de las industrias de los países menos
avanzados.
El posible efecto del
TLC se puede prever por lo que ha pasado en varios países a raíz de la entrada
de la China al mercado mundial. Estados Unidos y los países de la Comunidad
Económica Europea han visto desaparecer la competitividad de industrias como el
calzado y los textiles en las que se aprecia inmediatamente el impacto de
trabajadores chinos motivados y laboriosos que ganan apenas 25 centavos de
dólar la hora.
La manera como el mundo
reaccione a los cambios en la distribución del ingreso que ocurren cuando las
industrias intensivas en trabajo no calificado de los países avanzados son
desplazadas por las de los países en desarrollo puede marcar el éxito o el
fracaso del proceso de globalización. Si los países avanzados flexibilizan sus
mercados de trabajo el impacto será de poca duración y la globalización vendrá
acompañada de un aumento en el número de puestos de trabajo. Por el contrario,
si no se acepta que los salarios de los trabajadores menos calificados se
ajusten el resultado final será un aumento del desempleo y una tensión social
que puede acabar con el proceso de globalización que esta viviendo el mundo.
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